domingo, 22 de febrero de 2015

La lluvia



Estoy aquí en la oscura habitación.
Solo el fuego de la chimenea encendida está iluminándome la cara.
Casi no veo nada pero no importa.
Afuera está lloviendo y yo me quedo en silencio 
escuchando cómo las gotas caen sobre la tierra haciendo sonar un sonido monótono.
Es el sonido de la lluvia que dice constantemente solo dos palabras;
te amo, te amo, te amo..

El fuego va apagándose poco a poco.
Ya queda poca luz en esta habitación y yo sin moverme miro a estas cuatro paredes
que me abrazan con las soledades de la gente. 
Las miro y me acuerdo de vos. No, mentira.
Para acordarme de vos tendría que haberte olvidado 
aunque sea por un instante pero no puedo.
No, es imposible. 
Siempre estás aquí, tan ausentemente presente.
La lluvia me susurra al oído esas dos palabras;
te amo, te amo, te amo..

Ya se apagó la luz. 
Ya la oscuridad se apoderó de mi triste ausencia.
Ya no queda nada.
Solo vos recordándome continuamente que te ame.
Sí, que te ame.
Y aquí estoy; amándote con todas las fuerzas que me quedan.
Sigo por vos. Voy. 
Espérame que ya estoy llegando.
Voy con la ilusión de mirarte a los ojos y decirte dos palabras;
te amo.

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